viernes, 21 de marzo de 2008

Memorias de una visita

Durante casi dos días, a mediados de octubre de 1997, la ciudad de Bariloche estuvo visiblemente “conmocionada”, asediada por periodistas locales y extranjeros y agentes de seguridad. El motivo: la llegada del presidente Bill Clinton para disfrutar de un tiempo de relax durante su visita a la Argentina, además de un muy comentado partido de golf. El despliegue comenzó, como es de imaginar, bastante tiempo antes con el arribo de personal y equipos, y los que nos interesa en este caso, los aviones y helicópteros de la USAF y el USMC.

El presidente Bill Clinton llegó a la Argentina procedente de Brasil y de (en esa época aún amiga) Venezuela el día 15 de octubre, aterrizando con el Air Force One en Ezeiza. Luego de reuniones y anuncios oficiales en la Capital Argentina partió finalmente el viernes 17 hacia Bariloche a primera hora de la tarde.
El día del arribo al aeropuerto local, que obviamente había sido cerrado para todo tipo de operaciones aéreas excepto esta, se pudo ver un movimiento nunca mas igualado, de los imponentes CH-53E y VH-60N, los dos VC-25 presidenciales (se desconocía en cual viajaba el mandatario estadounidense) que llegaron a eso de las 3 de la tarde, a los que se sumo pocas horas después el B757 T-01 y demás aeronaves acompañantes de la numerosa delegación argentina que ofició de anfitriona. El presidente argentino llegó con su hija y varios gobernadores y ministros que no quisieron perderse tamaña ocasión para comer el cordero patagónico que se ofreció en la cena. Los trabajos de ampliación del aeropuerto aún no habían sido terminados en su totalidad y la plataforma rápidamente quedó chica para la cantidad de máquinas que había.




Por esto, el gobierno norteamericano había alquilado el predio del Aeroclub Bariloche completo, el que fue cerrado al público (y a socios por igual) y era mantenido con una estricta seguridad a cargo de la PAN (Policía Aeronáutica Nacional). Allí guardaron celosamente los 5 helicópteros y parte del equipo de apoyo durante semana que estuvieron en el país los Marines.




Antes, los varios viajes de los Galaxy a Bariloche, que comenzaron el 30 de septiembre, habían traído camiones de comunicaciones, equipos, armamento y hasta el agua que bebería la delegación visitante, además de casi un centenar de personas afectadas a la seguridad (en total fueron afectados al operativo unas 1500 personas de ambos países. En una oportunidad se debió recurrir a 13 camiones de mudanzas para trasladar la carga de un solo C-5. En otro viaje llegaron 3 Super Stallion, y posteriormente el miércoles 15 de octubre los dos “VIPhawk”. También como parte de este inusual despliegue (el último suceso de esta magnitud había sido la visita de Eisenhower en 1960) llegaron desde Brasil 9 limusinas. La tradicional confitería del cerro Otto fue copada por el equipo de seguridad, debido a su estratégica vista de toda la ciudad y el lago, y hasta se instalaron nuevas líneas telefónicas y de fibra óptica en tiempo record, como suele suceder en estos casos.

Los tres CH-53E (call-sign 03, 22 y 24) pertenecían al HMH-361 "Flying Tigers", con base en Miramar MCAS y tenían asignada la custodia armada de las rutas que debía recorrer Mr. Clinton, además de apoyar a los dos VH-60N del escuadrón HMX-1 encargados del transporte presidencial. Casi una semana antes del arribo del presidente a la ciudad, se dedicaron a recorrer la ruta entre el aeropuerto y el Hotel Llao Llao repetidas veces y sobrevolar los lagos y montañas de la zona, y hasta previeron una ruta segura hasta la cercana estancia “La Primavera” del magnate Ted Turner, ya que se decía que quizás se efectuara una reunión y una cabalgata; que finalmente no se llevó a cabo por “cuestiones de imagen”. Iban artillados con ametralladoras cal .50 en las ventanas laterales y el portón trasero, y además llevaban una compañía de Marines con equipo completo adentro.
En una ocasión que ambos presidentes salieron a navegar el Lago Nahuel Huapi en un catamarán hacia el Bosque de Arrayanes, dos Stallion se mantuvieron todo el tiempo volando en las cercanías sobre la embarcación. La zona de Puerto Pañuelo había sido convertida en un helipuerto y base de operaciones de la CIA y la SIDE, y las varias custodias presidenciales de ambos países.

Luego de poco mas de 30 horas en la zona, el sábado 18 partió de San Carlos de Bariloche a las 19.40, y tras una escala técnica de dos horas en el aeropuerto Internacional de Ezeiza para recargar combustible, finalmente decoló en vuelo directo a Washington con las primeras horas del día domingo. Mientras tanto, en la ciudad rionegrina se comenzó de a poco a desarmar los helicópteros y a cargar el equipo en los aviones de transporte, tarea que para el martes siguiente estaba casi terminada.


A pesar que esta no fue la única visita de un mandatario extranjero a la zona, muy apreciada por sus paisajes y lugares; como se sabe, cada vez que un presidente del país del norte se mueve por el mundo, la logística de la visita suele ser espectacular, y hasta se podría pensar que desmedida para el poco tiempo que suele quedarse. Esta no fue la excepción, y como se volvió a ver años después en Mar del Plata, los hechos quedaran grabados en la memoria de mucha gente.



Datos de las Aeronaves Extranjeras

C-5B
86-0014 (22nd AS / 60th AW - Travis AFB)
al menos otro par sin identificar

CH-53E
BuNo162483 / YN-03
BuNo164776 / YN-22
BuNo165245 / YN-24

VH-60N
2 sin identificar

VC-25A
82-8000
92-9000



Fernando R. Jara

FUENTES y FOTOS: diario Rio Negro; diario Hoy (La Plata); Clarín; archivos del autor.

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