Una tradición desde hace mucho tiempo y práctica forzada (y habitual) entre las tripulaciones de aeronaves y helicópteros de la Armada es pasar, al menos una vez por año, por la "cabina invertida" de Comandante Espora.
La finalidad es adiestrarse en los métodos de evacuación en caso de un posible amerizaje o caída en el mar. En este caso, se utiliza una pileta con agua caliente (de surgente), y una cabina de un viejo A-4 montada sobre una torre, que se desliza por un riel hasta que al tocar el agua, se invierte por la misma inercia, quedando boca abajo.
Una vez debajo del agua, el practicante debe liberarse rápidamente de sus ataduras y salir a la superficie sin asistencia, y quizás lo mas difícil, sin perder la compostura.
Las operaciones siempre son supervisadas por buzos y personal médico, y además, se pueden observar a traves de una ventana bajo el nivel del agua.
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