línea de vuelo completa en Punta Indio (foto ARA)
---------------------------------------------------------------------------------------Texto y fotos: Fernando R. Jara
El ejemplar en cuestión, único que queda en el país, llegó al Museo de la Aviación Naval (MUAN) en 1996 desarmado en dos secciones, sin motor ni equipamiento interno. Aunque para esa época el modelo ya había dejado de volar en el COAN, éste se hallaba almacenado desde tiempo atrás, pues había tenido un accidente de mantenimiento.
Antes, en 1982 formó parte del segundo grupo de Aermacchis que cruzaron hacia Puerto Argentino a fines de mayo, y uno de los únicos dos que regresaron al continente antes que finalizara la Guerra. Participó en el ataque a tropas británicas donde derriban al TF Miguel (quien fallece), saliendo indemne. A los diez días de operaciones y antes que la falta de repuestos y demás problemas operativos dejaran en tierra a todos los aviones sobrevivientes en el aeropuerto, retorna junto con el 0766/4-A-115 a Punta Indio.
Allá por 1984 estando en inspección dentro del hangar, se produjo la eyección accidental del asiento delantero, que atravesó la cúpula y golpeó contra el techo del hangar. Afortunadamente, no se produjeron víctimas, aunque el cockpit del 4-A-117 quedó bastante maltrecho, por efectos de las altas temperaturas del motor cohete del asiento.
Fue guardado en depósito, luego de retirarse todo aquello reutilizable y a la vez preservado prolijamente para una futura reparación, que nunca llegó. Poco después los demás MC33, como se los conoció dentro de la Armada, también dejaron de volar por falta de repuestos para el Rolls Royce Viper inglés, principalmente los alabes de la turbina, siendo descargadas oficialmente en 1985.
Tras la llegada a Cdte. Espora, fue rearmado por gente de la Escuadrilla venida de Punta Indio, pero había importantes faltantes: además del motor, se necesitaba un alerón, varias tapas de acceso, los asientos Martín-Baker, las compuertas del tren de nariz, entre otros. La cabina había sido “parchada” con masilla gris, la cúpula reemplazada, pero aún no estaba en condiciones de ser exhibido. Pasaron varios años hasta que se enviaron los repuestos faltantes, por lo que se lo mantuvo en el hangar, fuera de la vista del público en general.
Dado el estado del avión, y sumado al hecho que otro veterano de Malvinas estaba entero y tenía aun mas “meritos” en combate (hablamos del 4-A-115 usado por el TN Owen Crippa), el MUAN trató varias veces de cambiarlo por este, pero por diversos motivos nunca le fue permitido. Hasta su venta a un coleccionista en 1999, el “115” se hallaba almacenado en un hangar de Punta Indio, junto con dos ejemplares mas (los 4-A-111 y 118), todos ellos completos, excepto por los motores.
Luego de la venta estos aviones, fue “liberado” el stock de repuestos aún guardados y así se pudo completar el avión del museo, a mediados del 2002. Las tareas fueron llevadas a cabo por el grupo de voluntarios que tenía el MUAN, asistidos por manuales y el apoyo de varios suboficiales retirados; y aunque aún faltaba un asiento y los equipos electrónicos de la cabina, se pudieron conseguir los cañones, sus carenados, así como las demás piezas faltantes. Finalmente se pintó la parte afectada por el fuego y así terminado se lo llevó al predio de exhibición ubicado a las afueras de la Base Aeronaval Cdte. Espora, quedando junto a su “hermano menor”, el MB-326GB.
Por el paso del tiempo y las típicas inclemencias climáticas, la pintura se fue degradando a tal punto que para el 2007, ya se podía observar el color original de fábrica (naranja, blanco y azul) típico de los entrenadores italianos, en muchas partes del avión (recordemos que el acabado en dos tonos le fue aplicado rápidamente en 1982).
Por iniciativa del Director del museo, en mayo de 2007, al cumplirse los 25 años del conflicto, fue nuevamente hangarado y se le retocó la pintura, sobre todo las matrículas. Luego, en el mes de noviembre, al conseguirse los fondos necesarios, fue repintado totalmente en el camuflaje verde y arena, para quedar ahora dentro del hangar principal del Museo, adonde se lo puede ver estos días, con el esplendor de sus años de combate.
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